Anexo del libro: La Maestría de la realidad.
Una paradoja espiritual se produce cuando dos verdades aparentemente contradictorias pueden existir una al lado de la otra, y sin embargo ser ambas verdaderas.
Vivir en un estado de paradoja es permitir a la mente aceptar su verdadero rol y posición en la estructura del ser, en servicio del Yo. Inevitablemente, la relación entre tú y tu mente cambia y una paz profunda, un vaćıo y una entrega surgen desde adentro. Las paradojas ponen fin a las conversaciones de la mente y te permiten pertenecer a la conversación de vaćıo cósmico.
Entrar a la inteligencia parad́ojica es reconocer esta pequeña tarea: Dejar de ser lo que no somos, y ser eternamente lo que somos. Tal tarea pareceŕıa ser un regalo de Amor, pero, ¿Con cúanta frecuencia es rechazada en favor de la seguridad ciega de conformarse con los designios de nuestro miedo y nuestra culpa? Si tan śolo víeramos que las limitaciones son auto impuestas y elegidas por miedo, saltaŕıamos de una vez a los brazos de la divinidad, sin importar lo feroz que pueda ser ese abrazo.
Las paradojas pueden expandir nuestra conciencia o dispar nuestra enerǵıa si se convierten en polaridades. Expanden nuestra conciencia cuando se integran como verdades universales. Las paradojas pierden su impacto comunicativo universal cuando las torcemos hasta convertirlas en polaridades. El sitio de las polaridades se crea cuando el pequeño Yo cree que necesita elegir su realidad.
La mente sólo se refina cuando el pensamiento dual es dirigido hacia la inteligencia paradójica. Todos los significados ocultos de las paradojas se vuelven claros y se integran al abandono de la identificacíon con la mente. La inteligencia parad́ojica es inclusiva: une todas las partes de ti mismo sin juicio o condicíon. En esta unidad se encuentra la totalidad del ser, donde reconocemos la divinidad de todas las cosas y seres, sin importar cúan grandes o pequeños. La divinidad no es algo que se gana o que recibimos, sino algo que est́a presente dentro de todo. Tener los ojos para ver la divinidad de todas las cosas es traer luz a este mundo.
La inteligencia parad́ojica incluye las actividades de la mente relacionadas a la creacíon de tu vida cotidiana, pero no toca el YO como pate de ese proyecto. El entendimiento de la tendencia de la mente a polarizar la existencia (y a excluir la verdadera naturaleza del Yo de cualquiera de sus dińamicas polarizadas) es el primer signo de inteligencia paradójica.
El otro aspecto paradójico es la recolección (o cosecha) de los diferentes Yo en un śolo punto de vaćıo. Todas las partes del Yo en diferentes dimensiones y con diferentes frecuencias se reúnen en un sólo punto de amor, de pertenencia, de interacción. Todas las existencias paradójicas en diferentes cuadros de tiempo se reúnen en un punto de entrega: la disolucíon personal. Yo soy todo, yo soy nada. En ese terreno, encontramos nuestro verdadero ser; del mismo modo en que nuestro ser es des-creado, tambíen inmortal. Por ello, todo lo que jaḿas seremos o podemos ser se encuentra en nuestra soledad (dentro de nosotros mismos). Está eternamente presente en su plenitud y totalidad, ahora y eternamente.
El poder de la inteligencia parad́ojica es una de las puertas a la realizacíon personal. Es un poder que facilita la llegada de facultades internas que han sido suprimidas a lo largo del tiempo. Las facultades de telepat́ıa, simpat́ıa, clarividencia, el entendimiento de los eventos cósmicos, el idioma oculto de la naturaleza, las mateḿaticas avanzadas, la comprensíon de los cinco elementos, sustentabilidad de la enerǵıa y otras facultades originales del cerebro śolo pueden ser recuperadas trasladando el entendimiento a una percepción paradójica.
El dolor de perder estas facultades y nuestra capacidad de pensamiento paradójico necesitan ser descubiertos, recuperados y mejorados desde cada una de nuestras ćelulas. Hemos sido severamente castigados por hablar con las plantas y por entrar en trances para producir una conexíon mayor con nuestro interior. Elegimos conformarnos, olvidar y someternos al pensamiento dualista. Se nos desalienta de pensar por nosotros mismos e ir hacia adentro, puesto que hay una consecuencia para ello; en su lugar, le asignamos un mayor valor del verdaderamente tienen a nuestras opciones externas. Estamos entrenados a invalidar nuestra inteligencia paradójica y creemos que seguir a las masas nos recompensará. La mayor parte de este entrenamiento devastador desempodera nuestra conciencia de que “somos los creadores de nuestra realidad.” Hemos olvidados nuestro derecho creador y se nos ha otorgado un falso y oculto sentido de peligro.