La conciencia es pura, por naturaleza, es luz, brillante e iluminada por la fuente. Comprende todas las formas de expresión incluyendo la oscuridad. Por oscuridad, nos referimos a la falta de comprensión de nuestra totalidad. Es ignorancia de nuestra naturaleza real.

Estamos en oscuridad cuando nos sentimos separados de la creación e incómodos con nuestras creaciones. ( nuestra vida), Estamos en un estado de ignorancia cuando mal interpretamos, asumimos y/o interpretamos lo inentendible, lo que no tiene forma o la omnipresencia de nuestra existencia.

Nuestra tendencia es  de condenar y temer nuestras tensiones y mente negativa. Nuestro deseo de ser perfectos nos previene de relajarnos frente a nuestras experiencias y actos. Cuando nos tensionamos, la energía deja de fluir en nuestro sistema; esta obstrucción es oscuridad.

Permaneceremos en oscuridad mientras no estedamos completamente nuestra realización personal. La oscuridad o ignorancia de nuestra verdadera identidad nos dirige a la persecución de ganancias personales. Nos hace relacionarnos a un espacio limitado. Ver y aceptar ese estado de ignorancia honestamente es el primer acto de luz hacia ti mismo y hacia tu realidad.

La realidad construida de nuestra mente no está alineada con la vida real. Puede imitarla; puede parecer real pero el ser construido y las realidades construidas no están hechas de luz. Están hechas por la mente. Son como representaciones holográficas de la realidad, pero no son la pura esencia ni tienen la brillantez de la creación. El ser construido es oscuridad.

La oscuridad o ignorancia apunta a la sabiduría. La sabiduría destruye a la ignorancia. La noción de que lo infinito está separado de nosotros es ignorancia. Debemos evitar ver a la obscuridad como un elemento amenazante de la creación. Debemos admitir que no conocemos completamente nuestra totalidad y de que estamos en un proceso de regresar a casa. Los juicios que ponemos sobre nosotros son destructivos. Nos dirigen a tendencias de aburrición, flojera, obscuridad, auto-abandono, suciedad, orgullo, aislamiento, enfermedad mental, etc.

Todos cargamos con cierta cantidad de oscuridad. Nuestra rigidez frente a nuevas ideas, nuestro aferrarnos a lo que es obsoleto y nuestra creencia de que necesitamos mantener una identidad personal son formas de oscuridad. Este espacio es la colección de «gunas tamásicas» (o tendencias pesadas) o resistencia hacia volverse o encarnar luz.

Cuando eliges relacionarte a esta cámara, tienes la tendencia de vivir en vergüenza, duda, negatividad, tensión y quejas para resistir la regeneración, movimiento y corregir la conciencia. Este tipo de individuo o mente colectiva entretiene a la guerra, violencia, abuso, drogas y no promueve un estilo de vida sustentable y compromotido.

La peor parte es que cuando estamos en esta cámara no deseamos ver a nuestras tensiones internas directamente y sin juicio. La tensión original o ignorancia no es tan mala como creemos. Son los juicios que ponemos sobre nosotros que nos mantienen volviendo a visitar esta cámara una y otra vez. En esta camara estamos tentados a dejar nuestras prácticas o lo que nos conecta con la divinidad interior.

En la Cámara de la Oscuridad, hay categorías de individuos o influencias:

1.- La obscuridad pasiva.

Este tipo de individuo o parte de nuestro ser es “feliz” tal y como es. Esta parte del ser se basa en lo que sabe y rechaza cualquier influjo de energía fresca. Es pasiva, deprimida, grosera, prejuiciosa e aislada. Esta forma de conciencia no se da cuenta de las maneras de existencia que son diferentes de aquellas centradas en sí mismo. Aquellos con oscuridad pasiva están contentos de permanecer en su sofá con su comida, sus juegos y su pequeño círculo social.

2.-La oscuridad que involucra y recluta a otros.

Este tipo de individuo o parte de nosotros quiere convencer a los demás de nuestra posición interna con opiniones. No necesariamente hacen algo para salir de su ignorancia pero quieren que otros concuerden con él y unan fuerzas. Podemos ver rastros de esta forma en personas con opiniones fuertes o con conversaciones de querer convencer a otros de su verdad personal.

3.- La obscuridad que nos empuja hacia la luz.

El lugar donde la oscuridad nos ofrece dolor puede ser uno de gran adicción (mártir) o nos da una oportunidad de movernos hacia la sabiduría.

Si aceptamos sinceramente nuestra ignorancia y hacemos esfuerzos para relajar nuestras tensiones y de aprender acerca de una realidad más expansiva, entonces podemos aceptar a la obscuridad como una oportunidad de movernos en una dirección de movimiento y regeneración.

Podemos ver que estas tres categorías tienen diferente grosor de auto-olvido. Algunos individuos o partes del ser están listas para evolucionar mientras otros permanecen inactivos, como semillas, en la obscura noche del corazón kármico.

Podemos elegir relacionarnos a la oscuridad con miedo, como si tuviera el poder de destruirnos o podemos tener el valor de visitar y abrazar las partes de nosotros que son tercas, reusarnos a aceptar un nuevo influjo de energía y resistir la revitalización y diferentes formas de purificación.

También podemos elegir relacionarnos con la Cámara de la Oscuridad con neutralidad y entendimiento apropiado. Esta cámara ofrece muchas oportunidades: liberar energía,  ser íntegral, y de estar satisfecho. Le da la bienvenida al ser infantil con compasión.

Cuando escogemos seguir lo que nestro corazón sabe y quiere, estamos dando un paso hacia la verdad interna. La fortalecemos cuando no corrompemos nuestras convicciones y cuando distinguimos muestras pasiones de nuestras tercas opiniones.