El ghee o la mantequilla clarificada es mantequilla a la que se le han retirado proteínas, azúcares y agua. Por lo que es una grasa perfecta para las personas que no quieran, o no puedan, consumir lactosa o caseína. Ambas cosas son similares, pero no idénticas. El ghee se calienta durante más tiempo hasta que los sólidos se tuestan sin llegar a quemarse. Este paso le proporciona un sabor mucho más rico a la grasa, con un toque algo ahumado, casi dulzón.

Otra ventaja del ghee es que se puede usar para cocinar a temperaturas más altas. Al ser una grasa altamente saturada, no corremos el riesgo de quemar los sólidos lácteos. Además, se mantiene estable hasta los 250 ºC. Por ello, es la grasa ideal para técnicas de cocción que requieran de temperaturas elevadas.

El ghee: mucho más que una grasa para cocinar

Como te decía, el sabor del ghee es bastante peculiar. De hecho, tiene un delicioso sabor que recuerda a las nueces y combina a la perfección con prácticamente cualquier plato.

Por suerte, parece ser que de un tiempo a esta parte, el uso de los lácteos de calidad se está aceptando de manera más extensa en el “universo Paleo”. Y ahora comprendemos que existe una gran diferencia entre los lácteos tradicionales y ricos en vitaminas y sus malvados hermanastros: los modernos lácteos pasteurizados, desnatados, homogeneizados y alimentados con cereales.

Mediante el trabajo de Weston A. Price he aprendido que pueblos sanos y tradicionales por todo el mundo, valoraban los lácteos enteros provenientes de ganado alimentado con pastos verdes. Por una buena razón: son fuentes de vitaminas liposolubles (A, D, E y K2 ) además de CLA (Ácido Linoléico Conjugado).  Pero en general resulta más sencillo para la mayoría de las personas conseguirla a través de los lácteos enteros de pastoreo.

Aunque existen varios métodos para hacer ghee, aquí os voy a mostrar la forma que a mí más me gusta.

Para hacer aproximadamente 500ml de ghee necesitarás:

  • 750 gramos de mantequilla sin sal
  • Una cazuela de fondo grueso
  • Una cuchara de madera
  • Un bote de cristal para el ghee
  • Un colador fino
  • Un trozo de una tela de algodón usada para hacer queso.

El paso a paso para hacerlo en casa

La ejecución es muy sencilla. Pero debemos tener un poco de paciencia y permanecer en la cocina durante todo el proceso, sobretodo hacia el final. Por eso convendría hacer una buena cantidad. Recuerda que es una grasa muy estable. Y si se elabora correctamente y no le introducimos humedad al usarla, nos puede durar varios meses a temperatura ambiente.

1. Pon la mantequilla en la cazuela a fuego medio. No calientes la cazuela antes de meter la mantequilla, ya que se puede quemar.

2. La mantequilla empezará a fundirse. Es importante no tapar la cazuela durante el proceso, ya que el contenido en agua de la mantequilla tiene que evaporarse. Empezarás a ver cómo los sólidos combinados con el agua van flotando hacia la superficie.

3. Estos últimos forman una capa blanquecina y algo espumosa. Si quieres obtener mantequilla clarificada, en este momento debes apagar el fuego y retirar esta capa. Y luego filtrar la grasa usando el colador forrado con la tela. Deja que se enfríe antes de tapar el bote y conserva la mantequilla clarificada en la nevera.

4. Si lo que quieres es obtener ghee, continúa con el proceso. A fuego medio, deja que la mantequilla derretida comience a hervir. En ningún momento aumentes el fuego más allá de esta temperatura.

El ghee: una grasa cocinada a fuego lento

5. Mientras hierve la mantequilla y se evapora el agua, los sólidos lácteos comienzan a desintegrarse. Según se van separando, volveremos a ver la grasa amarilla.

6. Ahora se forman burbujas grandes y transparentes y hierve con bastante fuerza. Reduce un poco el fuego. A partir de este momento, remueve de vez en cuando para que los sólidos no se peguen al fondo ni a los bordes de la cazuela.

7. Según se sigue evaporando el agua, las burbujas se van haciendo cada vez más densas.

8. Ahora verás cómo se ha ido formando una capa espumosa y cada vez más densa en toda la superficie. Debes bajar aún más la temperatura y dejar que hierva a fuego lento. A partir de este momento, los cambios son rápidos, así que no te muevas.

9. Apaga el fuego, pero deja la cazuela en su sitio. El calor de la placa y el que retiene el fondo de la cazuela terminarán la cocción del ghee hasta que esté listo. En la superficie ahora tendrás una capa de espuma muy fina. Los sólidos se han vuelto marrones y se han depositado en el fondo de la cazuela.

10. Cuando tenemos un líquido de color ámbar con un poco de espuma flotando por encima, es  señal de que casi hemos terminado. Ten mucho cuidado de que no se quemen los sólidos que están en el fondo. Si esto ocurriera, estropearía el aroma del ghee y toda la paciencia que has tenido hasta ahora no habría servido para nada. Deja que se enfríe un poco y filtra el ghee usando el colador forrado con la tela. Cuando se enfríe por completo, tapa el bote. Si has hecho correctamente el proceso, puedes guardarlo sin problemas a temperatura ambiente. Al enfriarse, se volverá semisólido.

Elaboración de ghee

Variaciones

Ghee de coco

Una vez colado, y mientras el ghee sigue templado, mézclalo con aceite de coco a partes iguales. Remueve varias veces mientras se enfría para que queden las dos grasas bien integradas.

Ghee especiado

Durante el proceso, puedes añadir todo tipo de hierbas y especias para que estas infusionen su aroma y le den color a la mantequilla. Y así obtendrás un ghee todavía más delicioso. Añade estos ingredientes cuando la mantequilla se haya fundido y déjalos hasta el final del proceso.
Ajo: 7 u 8 dientes de ajo machacados o picados.
Digestivo: ¼ cucharita de semillas de cardamomo, 1 palito de unos 2 o 3 cm de canela y una cucharita de jengibre fresco picado.
Provenzal: 2 ramitas de cada una de estas hierbas frescas: tomillo, romero, albahaca, estragón, ajedrea, y lavanda.
Italiano: 4 ramitas de cada una de estas hierbas frescas: orégano, tomillo y romero.
Árabe: ¼ cucharita de semillas de cardamomo, 1 palito de 2 o 3 cm de canela, 1 cucharita de semillas de cilantro, 1 cucharita de semillas de comino, 1/8 cucharita de cúrcuma y 1/8 cucharita de nuez moscada.
Dulce: 1 cucharita de semillas de hinojo, ¼ cucharita de semillas de cardamomo y unas hebras de azafrán.
Comino: 1 cucharada y media de semillas de comino y 3 o 4 hojas de curry secas.